martes, 17 de mayo de 2011

La voz de Dios

Una vez, sí, una vez... o tal vez varias. Aquí, sentí mi espíritu correr por mis venas y anidar en mi cabeza, en mi pensamiento. El alma me dio un giro en las entrañas que me hizo divisar, no sé, viajar, sí eso, viajar... a otro mundo, mi alma sólo quería liberarse y escapar, y correr libre por el cielo, entre las nubes... El viento, sentí al viento darme en la piel y filtrarse hasta la sangre, donde se unió a mi alma que se agitaba, ¡quería salir, huir, escapar! y, tras ello, lo comprendí todo... era la voz de Dios, sí, eso era, ¡oí la voz de Dios acariciarme los oídos y unirse a mi alma!, eso era, la voz de Dios y su corte angelical, eso fue lo que había entre las notas de esas músicas... Era la voz de Dios en la Tierra, transmitida a través de las notas de su voz, de sus voces, de ese piano lánguido que hacía que mi alma se estremeciese en mi interior y buscase el contacto directo con Dios. Ahora, sí, ya estoy convencido de que Dios existe y llega a nosotros a través de la música... eso es.
Regina Spektor...

Josquin des Prez...

Beethoven, Sonata del claro de luna...

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