donde bosque y océano, mi única ley,
abracen cada palmo de hierba y fuego
donde el cobre no turbe mi sosiego.
Dadme una vida donde dulce ave
de tu pelo portadora de la leve hebra,
el vuelo alce poderosa y no quiebra
allá donde el hombre todo socave.
Porque cada lugar, tuyo es, señora
cada lago y estanque puro reflejo son
de tu eterna belleza, siempre, ahora.
Allá los hombres que portadores
de tierras, oro y bronce: codicia
que yo sin odio y sin pericia,
embrigado vivo, de todos los olores.
Alfonso son tuyas?? joder! me has dejado callado! increible de verdad, muy buenas!
ResponderEliminarEy Juan!; pues ahora veo el comentario, ¡menos mal que me lo dijiste en clase!. Me alegro que te guste, de verdad, y te lo agradezco!!, bienvenido seas!
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