viernes, 3 de agosto de 2012

La noche


La noche no es que el sol se ponga detrás de la Tierra y no nos llegue su luz hasta dentro de unas diez horas. La noche son pensamientos que forman un tejido negro en el que las ideas fluyen como aguas de un río por su caudal. La noche es el día de los espíritus, de las almas y de los ánimos afligidos, donde, dando rienda suelta a su esencia misma, corren, saltan, juegan y parecen ser parte del tejido negro de la noche hecha de pensamiento. Y de noche cuando, al amparo de los plateados brazos de la luna, el ánimo que pena y no haya consuelo, se ve por fin aliviado, despierta y corre a ser parte del tejido de la noche, porque la noche no es sino un compuesto de pensamientos y de ideas que, tras ser nubes blancas durante el día, pasan a ser la negrura que pinta la noche.
Por el día, debido al finísimo tejido de liviana seda con que está hecho, el espíritu no se atreve a salir porque tiene miedo de morir quemado por el sol, y es en la noche donde encuentra su morada, donde ve que puede salir sin vacilar y sin temer, y puede correr, saltar y reír y jugar a poder tocar la luna y balancearse en las dormidas ramas de los árboles que sueñan mecidos por el viento fresco de la noche.
Y esto es así porque el espíritu se siente un retal más del tejido negro del que está hecho la noche, compuesta por pensamientos, ideas y emociones de las que un espíritu se alimenta y, a la vez, está formado.
"La luna son las humanidades
que mataron los del diecinueve,
y vigila, nívea y etérea, el cielo de la noche
esperando un espíritu puro
que la entienda,
que la ame,
que la proteja
y que ame tanto las humanidades
que vea que aún no están muertas."

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