lunes, 27 de agosto de 2012

Sensaciones (necesidad expresiva).

Allí, tras los árboles que besa el viento, empiezo a oír el agudo canto de los grillos que alzan su voz en la naciente noche. Más arriba, en el cielo que cubre los montes de más allá y el espeso bosque que se extiende bajo mi ventana, se despierta la luna entre vapores de nieve y plata. Las nubes, tímidamente, se apartan y de entre ellas comienzan a nacer las estrellas, muy lentamente, formando así un manto de luz confusa sobre el que reposa la luna. El bosque está oscuro. Las ramas de sus árboles se mueven y acarician entre sí como en un baile misterioso y más allá las cumbres de las montañas despiden reflejos plateados al ser heridas por la luz de la luna.
Entonces, al contemplar semejante paisaje tras mi ventana abierta, no puedo evitar querer ser viento, ¡ay!, ¡ese viento salvaje y libre que nos refresca de día y nos calma de noche! ¡Ese viento que viaja por las regiones nocturnas, se alimenta del brillo de nácar de la luna y se alegra al mecer las ramas de los árboles! Ay, mi espíritu quisiera ser parte del cielo de la noche y embriagarse de los mil aromas del bosque nocturno y volar con el viento.
Mi espíritu quiere ser eso ante tan hermoso paisaje.

2 comentarios:

  1. "no puedo evitar querer ser viento".

    Qué imagen tan bonita, Alfonso!
    ¿Has leído "Cumbres Borrascosas"? Me ha parecido estar allí mientras leía tu texto.
    Tan natural. Tan verde. Tan paradisíaco.


    Un abrazo!

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  2. ¡Oh María, eres tú! Me alegra profundamente que visites mi blog, que me leas y me comentes.
    Pues no, no he leído "Cumbres Borrascosas", otro libro que voy a añadir a la "lista", jejeje.
    Me queda aún muchísimo que leer y espero vivir lo suficiente para hacerlo.
    De nuevo, mil gracias por tus palabras, me animan enormemente.
    ¡Otro abrazo para ti!

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